Implica equilibrar el desarrollo urbano con la conservación ambiental y las necesidades sociales. La rehabilitación de terrenos industriales y mineros abandonados podría destinarse a proyectos de vivienda sostenible, integrando zonas verdes y espacios públicos. La planificación debe priorizar la regeneración de barrios vulnerables y la promoción de vivienda asequible, garantizando un desarrollo inclusivo. Además, el uso eficiente del suelo reduciría la expansión urbana descontrolada, preservando espacios naturales y mejorando la calidad de vida urbana.
